LAS VACAS FLACAS
“En mi opinión, nunca nadie hizo
tanto daño en tan poco tiempo”.
(Ex presidente J. M. Aznar)
Cuando España entró en
Los trabajadores de este país, como de costumbre al
margen, los últimos, sin enterarse acaso del evento, a expensas como siempre de
las sobrantes migajas: “Hay que dejar que engorde la vaca para que dé leche
abundante”, confiaban nuestros agricultores, ganaderos, pescadores, camioneros,
obreros de la hostelería y de la construcción… “Algún día tendrá que cambiar
esto. Algún día caerá algo de nuestra parte”, siguieron confiando.
Y España empezó a despegar y a ir en auge, prosperando
como los demás países miembros de la comunidad y participes de la globalización
de mercados: Se levantaron hospitales, se hicieron carreteras, edificios, ¡las
torres más altas otearon en el horizonte de Madrid!, se construyeron pueblos
enteros en
Las empresas del caso Gürtel y otros casos como el
Palma Arena, se encargaron de hacer la labor de confianza. Se podían permitir
el lujo de no declarar a Hacienda sus beneficios, no había quien los
controlara. Se podían vender y repartir empresas públicas, sanear empresas
privadas con el recaudo de los contribuyentes, se podían transferir empresas
estatales “deficitarias”, como Repsol y Telefónica, a accionistas
colaboradores… Nos engañaban, nos han engañado siempre: Nos cambiaron un euro
por cien pesetas y los salarios se quedaron como estaban. “Nunca nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo”. Nos estaban
vendiendo el futuro por adelantado, hipotecándonos de por vida. Nos estaban
estafando descaradamente, mientras ellos seguían el reparto en la ceremonia de
guante blanco y chaqué, poniendo a buen recaudo la ganancia, en paraísos
fiscales, lejos de España donde no tener nada que alegar a la Hacienda Publica,
donde no tener nada que ver con este país de chusma y de desamparados.
De los trabajadores nadie se acordó,
Ahora que hemos despertado de nuestros sueños de
grandeza, que se ha esfumado la codiciada ofrenda europea y llegan las vacas flacas; cuando “la crisis
incontrolada” amenaza nuestra estabilidad, nos toca saldar las deudas
contraídas, los días de bonanza y de malversación. Acostumbrados a la
glotonería y al despilfarro, a estos oportunistas se les ha ocurrido la
brillante idea, de seguir estrujando la teta de la vaca: otra vuelta de tuerca
más sobre el sistema de capitalismo, otra vuelta de tuerca más sobre los
mismos: Aumentar los años laborales para la jubilación, reducir los días de
indemnización por despido, y de subida salarial: cero cero, o cero uno para ser
más exactos, congelación, prácticamente sin calorías, ganancias para los de
siempre. ¿Y qué más…, se pronostica que vuelvan a ser los mismos quien levanten
esta España de arruinados. Nuestros políticos han perdido el norte, si es que
alguna vez lo han tenido. ¡Si no hay calorías cómo puede funcionar esto! Cómo
un señor presidente del FMI, con más de cuatrocientos mil euros, bonificaciones
aparte de salario, se puede permitir el lujo de decir que se les debería bajar
el sueldo a los trabajadores. ¡Cómo se permite tal desfachatez. En qué
europeismo vivimos! ¡Calorías, calorías para los desamparados!
¿Hacia dónde miran los políticos de este país? ¿A
quien representan? Habrá buenos políticos, no lo dudo, pero el capitalismo
voraz los malogra, los arruina, como nos arruinará a todos. Cada vez se
manifiestan con más descaro, estos voraces avarientos nunca se sacian, no
tienen hondón ni miramiento. No hay quien nos ampare. Aunque los ricos sean
cada vez más ricos, quiero creer que los pobres no son cada vez más pobres, o
al menos así debería ser. Aunque para eso están ellos con sus políticas, con
sus inflaciones y sus crisis, sus impuestos y sus recortes, para no dejar que
estos puedan ser otra cosa. Para eso están ellos… Para los trabajadores siempre
fueron /serán tiempos de crisis: los que tengan que apretarse el cinturón. Dudo
de que esto no viniese también incluido en ese paquete europeo de medidas:
empobrecer cada vez más al trabajador, quitarle poder adquisitivo, recortarle
derechos e hipotecarle de por vida: Cada vez hay más herederos del capitalismo
y, de alguna forma, a alguien les tocará mantenerlos. Y lo peor es que esto no
cambia, sino para peor.
Si la derecha
puede transferir empresas públicas, sanear la empresa privada con nuestro
recaudo, si pueden seguir beneficiándose del bien generado por los
trabajadores, si pueden seguir endeudando el futuro obrero e hipotecando
nuestra vida y la de nuestros hijos...
Si la izquierda
se siente incapacitada para llevar a cabo las reformas, si no tiene ideología
ni liderazgo político para aplicar ciertas leyes que impidan, la malversación y
el fraude: la crisis del trabajador. Si consienten y no son capaces de aplicar
unos cánones de cotización en consecuencia: que paguen más quien más tiene…
¡Que paguen esta crisis los ricos, los beneficiados, los protegidos!…, que no
siempre les toque a los mismos.
Si los
sindicatos nos firman los convenios y nos venden los derechos adquiridos a
cambio de nada, si cambian los acuerdos y los pactos y nos dejan tirados: sin
trabajo, sin casa, sin recursos, pues ¿qué más… les queda por ver a estos
dignos trabajadores de este país? Mi indignación, nuestra indignación es total.
Vaya por delante mi repulsa para todos ellos: ¡Sí, señores dirigentes, la
reforma laboral llega con diez años de retraso y con muy mala leche!
(Publicado
en Lanza, 17 de Febrero de 2010)